La suerte existe, si entendemos por ello las circunstancias que no dependen en absoluto de nosotros y que para algunas personas son más favorables que para otras. Por ejemplo, quizá tú no puedas hacer mucho si un fenómeno de la naturaleza destroza tu oficina.
Pero, tornados aparte, muchas otras veces consideramos que una persona con éxito ha tenido suerte, cuando quizá su éxito sea la consecuencia lógica de una serie de buenas prácticas. Te listamos algunas de ellas.
1. «Radar» para detectar oportunidades
Es una bendición tener tener buen ojo para detectar las oportunidades. Este «radar» se ejercita siendo curioso, tratando de no perder la inocencia, teniendo una actitud abierta hacia lo nuevo e interesándose por lo que ocurre a tu alrededor. Las personas con éxito son humildes con respecto a su conocimiento y nunca dejan de aprender.
2. «No tengo tiempo» VS «te escucho»
La mayoría de los ejecutivos están muy ocupados, sobre todo cuando ocupan cargos de responsabilidad. Pero no tener tiempo para nada les encierra en un día a día que avanza (hacia delante) pero no evoluciona (hacia arriba). Para crecer hay que encontrar tiempo para las cosas importantes, que no siempre son las más grandes: un día puede ser importante escuchar a alguien, leer un artículo, asistir a una ponencia o hacer una excepción.
3.«No se puede» VS «¿cómo podríamos hacerlo?»
El pesimismo es una gran barrera. Una persona que tiene miedo a algo que no se ha hecho nunca antes nunca será innovadora. Una persona que abandona su empeño después del primer fallo nunca hará un hallazgo maravilloso. Las buenas ideas y los buenos inventos nacen del optimismo y de largos procesos de prueba y error.
4. Críticas destructivas VS críticas constructivas
Que sea algo que oímos a menudo no lo hace menos cierto: señalar los problemas de algo o los fallos de una persona no sirve de nada si no se propone, al mismo tiempo, una alternativa para solucionarlos o, al menos, se argumentan de forma madura y reflexiva las consecuencias de lo criticado. A estas alturas ya deberíamos saber que todos tenemos una larga lista de «fallos» y que la única manera de convertirlos en virtudes y de crear un clima laboral favorable es aceptarlos, trabajar en ellos y tener tolerancia hacia los de los demás.
5. Apego a la zona de confort VS riesgos informados
Algunas de las notas anteriores, como la tendencia a decir «no se puede» o «no tengo tiempo», tienen mucho que ver con lo cómodo que se está en una zona de confort en la que las cosas van medianamente bien. Al igual que ocurre en el terreno personal, en el ámbito laboral tampoco deberíamos caer en la monotonía: no solo porque así matamos la ambición y siempre es sano tener metas, sino también porque esa zona de confort no es infinita: si no se cuida y se alimenta, puede desaparecer.Por eso es bueno tomar riesgos, pequeños o grandes según nuestros objetivos, y siempre evaluando primero las posibilidades de éxito y los posibles daños: no se trata de inmolarse, sino de atreverse a arriesgar algo para conseguir algo nuevo y mejor.
6. Miedo al cambio VS entusiasmo por los cambios
Las personas exitosas tienen los ojos abiertos: no se cierran en banda a todo lo que es diferente de lo que ellos hacen, sino que evalúan los aspectos positivos y piensan cómo incorporarlos a su modo de actuar. Saben que los cambios, cuando están bien elegidos, traen un retorno provechoso que compensa el tiempo empleado en aplicarlos, y eso los entusiasma.
7. Hacer un mundo VS relativizar
Las personas con éxito suelen diferenciar bien la importancia que tiene cada cosa. No hacen un mundo de un fracaso (a no ser que, en efecto, ese fracaso signifique un mundo para la empresa). No se focalizan en un evento que les entusiasma especialmente dejando de lado otras tareas. No definen a una persona solo por una cosa que dijo o hizo. Tienen una visión global de la empresa, de sus partes y de sus recursos humanos, y saben actuar en función de la importancia que tiene cada acontecimiento en ese engranaje colectivo. No entran en pánico: saben buscar soluciones efectivas.
8. Acaparar VS delegar y confiar
Las personas exitosas son buenos líderes: saben coordinar pero sin sentir la necesidad de meterse en todas las partes de un proceso. Confían en su equipo y delegan de forma coherente. Son trabajadores y no se dedican solo a mandar, pero reconocen las habilidades específicas de los trabajadores y las utilizan en beneficio de los objetivos comunes.
Escrito por utopia CF
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